
El 21 de agosto de 2025, Vidulfo Rosales Sierra, abogado de los padres y madres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, anunció su renuncia a la representación legal que lideró durante casi once años. Su salida del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan y la defensa del caso marca un antes y un después en una de las luchas más emblemáticas por justicia en México. Renuncia en medio de una mezcla de motivos personales y profesionales, con la reciente cirugía que enfrentó y la falta de recursos y respaldo político necesario para sostener una batalla tan intensa.
Una despedida anunciada con dignidad
En una carta titulada “En otras trincheras de lucha”, Rosales explica que se retira «de la primera línea de la lucha social con la frente en alto», orgulloso de lo logrado en estos años. Agradeció al Tlachinollan por su acompañamiento y expresó que seguirá exigiendo justicia desde otras vías, con la convicción de que los derechos humanos deben ser una realidad para los pueblos indígenas y afromexicanos.
Salud, familia y sostenibilidad personal
Parte de su decisión también tiene que ver con su estado de salud. Tras una cirugía compleja en marzo, los médicos recomendaban una pausa, un ritmo de vida más pausado, difícil de compatibilizar con la intensidad que implica litigios de alta presión como el caso Ayotzinapa.MVS Noticias
Recursos insuficientes y amenazas constantes
Rosales no consiguió llevar el caso de forma individual sin el respaldo institucional de Tlachinollan. Dijo sentirse sin recursos ni cobertura política suficiente para sostener esa lucha tan compleja, expuesta incluso a amenazas constantes. La renuncia, por tanto, también fue una decisión estratégica para garantizar que la defensa de las familias continuara bajo estructuras más sólidas y protegidas.Animal PoliticoPeriódico Correo
Rumores, nuevo proyecto y cortesía profesional
Aunque algunos medios reportaron que Rosales se integrará al equipo del próximo presidente de la Suprema Corte, Hugo Aguilar Ortiz, él aclaró que no existe una invitación formal aún. No obstante, fuentes cercanas indican que su experiencia y compromiso lo colocarían en un papel protagónico en esa nueva etapa.
La defensa continúa… pero desde lejos
La representación no queda huérfana. Tlachinollan, el Centro Prodh y otras organizaciones defensoras de derechos humanos asumen ahora el caso. Rosales pidió a las familias mantener la unidad, la firmeza en su lucha y les prometió apoyo desde su nueva trinchera.
Balance de 11 años en la defensa del caso
Rosales destacó avances ligados a su labor: mantener la unidad de las familias, revelación de la “verdad histórica” como narrativa distorsionada, apertura de nuevas líneas de investigación y apertura institucional como el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). Pero también reconoció que el paradero de los normalistas sigue sin resolverse y que quedan muchos pendientes.
Conclusión: un cambio de etapa, no una retirada de la lucha
La renuncia de Vidulfo Rosales es dolorosa porque cierra un capítulo lleno de compromiso, coraje y esperanza con las familias de Ayotzinapa. Pero también representa un cambio de estrategia: salir de la primera línea, cuidar su salud, mantenerse firme y aprovechar otros espacios institucionales para seguir defendiendo justicia.
Este momento debe servir como llamado para robustecer la defensa del caso Ayotzinapa, exigir nuevas líneas de investigación con impacto real y recordar que, incluso sin una figura emblemática, la búsqueda de verdad y justicia sigue vigente.








