
Rodrigo De Paul, el mediocampista argentino de corazón guerrero, oficialmente se viste de rosa y negro. El Inter de Miami ha logrado lo que muchos creían imposible: fichar al motor albiceleste en pleno apogeo de su carrera. Y no, no es otro refuerzo para las vitrinas, es un golpe directo al corazón de la MLS y una declaración clara de intenciones.
Este fichaje no solo emociona a los fanáticos de Lionel Messi —su gran amigo dentro y fuera del campo—, sino también a los amantes del fútbol con garra, técnica y entrega. Porque De Paul no es un jugador cualquiera. Es ese que corre por dos, mete por tres y siente por cuatro.
Una llegada que era cuestión de tiempo
Los rumores venían flotando desde hace meses, y más aún desde que otros argentinos comenzaron a aterrizar en la Florida. Primero fue Messi, luego Busquets, Jordi Alba y más recientemente Luis Suárez. El Inter de Miami, dirigido por Gerardo “Tata” Martino, está armando un vestuario que parece reunión de excompañeros del Barcelona y la Selección Argentina.
Rodrigo, siempre cercano al grupo, tenía más de una razón para sumarse. Pero más allá de las amistades, su llegada tiene lógica deportiva. El Inter necesitaba reforzar su medio campo con alguien que pudiera hacer el trabajo sucio y el elegante al mismo tiempo. Y De Paul es especialista en ambos.
El perfil ideal para el sistema del Tata
Rodrigo es de esos jugadores que cualquier técnico quiere tener. Combina sacrificio con talento. Puede jugar como interior, como volante mixto o incluso más adelantado si el partido lo pide. Presiona, distribuye, llega al área y tiene una capacidad física impresionante.
Con su llegada, el Inter de Miami sube varios escalones en el medio campo. Su dinámica se complementará perfectamente con la pausa de Busquets y la visión de Messi. El tridente Messi-De Paul-Suárez no es solo una amenaza ofensiva, sino también una máquina de generar fútbol con jerarquía. Y si le sumamos a Jordi Alba y los jóvenes como Cremaschi o Gómez, el equipo se vuelve temible.
El “hermano” de Messi
Una de las razones más comentadas —y no por eso menos importantes— es su relación con Leo Messi. Rodrigo no solo es su compañero de selección, es su sombra, su guardaespaldas, su confidente. Verlos juntos en el mismo equipo es casi un regalo para los fanáticos.
No es casualidad que los partidos más brillantes de Messi con Argentina hayan venido con De Paul detrás. Lo cuida en la cancha, lo entiende, lo cubre. Esa conexión, que nació entre risas y mate en las concentraciones de la albiceleste, ahora será parte del día a día en la MLS.

¿Qué gana el Inter de Miami con De Paul?
Todo. Gana intensidad, gana músculo, gana equilibrio y sobre todo, gana un jugador que nunca se guarda nada. De Paul es de esos que juegan como si cada pelota fuera la última. En una liga como la MLS, donde muchas veces hay espacio para correr y explotar, el argentino puede convertirse en uno de los referentes absolutos.
Además, su experiencia europea —pasó por Valencia, Udinese y Atlético de Madrid— le aporta un valor añadido. Está acostumbrado al ritmo exigente y a los duelos de alto nivel. Esa experiencia será vital cuando el Inter compita en torneos internacionales o en los playoffs.
¿Y qué gana De Paul?
Gana tranquilidad, cercanía con sus amigos, un proyecto ambicioso y una ciudad que lo recibe con los brazos abiertos. Y si alguien cree que esto es solo “venir a retirarse”, está muy equivocado. Rodrigo viene a competir, a ganar y a seguir haciendo historia. Con 30 años aún por cumplir, le queda cuerda para rato.







