
En los últimos días, la conducta de Donald Trump hacia Venezuela ha dado un giro que resulta difícil de ignorar. Ya no se trata solo de sanciones económicas o declaraciones diplomáticas. Esta vez, el presidente estadounidense ha confirmado que autorizó la participación de la CIA en operaciones encubiertas dentro del territorio venezolano, y sugirió que atención ahora se dirige más allá del mar hacia ataques terrestres contra redes de narcotráfico vinculadas al régimen de Nicolás Maduro.
Este hecho pone sobre la mesa tres cuestiones claves: la legalidad de dichas operaciones, el impacto inmediato sobre la relación bilateral entre ambos países y las consecuencias que esto puede tener para la estabilidad regional.
¿Qué se anunció exactamente?
Trump declaró que la CIA ya tiene luz verde para actuar en “operaciones encubiertas” en Venezuela. No dio demasiados detalles sobre el alcance, pero subrayó dos motivos clave: Venezuela supuestamente ha permitido que drogas y personas peligrosas ingresen a EE.UU., y que las rutas marítimas desde ese país han sido neutralizadas, por lo que ahora se haría lo mismo desde tierra.
Adicionalmente, el presidente dejó entrever que el siguiente paso podría implicar acciones terrestres en Venezuela contra carteles que, según él, operan bajo el paraguas del chavismo. Esta declaración marca un nuevo nivel de confrontación.
Es decir: ya no solo vigilancia o sanciones, sino que se vislumbra una estrategia que mezcla inteligencia, acción militar y presión diplomática.
¿Por qué ahora? ¿Qué lo motiva?
La administración actual presenta una narrativa clara: Venezuela es un nodo esencial en el tráfico de drogas que termina en Estados Unidos, y esta vez han decidido atacar la fuente con mayor agresividad. Según Trump, “tenemos el mar bajo control; ahora iremos por tierra”.
Al margen del discurso, lo que subyace es una combinación de factores:
- Presión política interna: Trump necesita mostrar resultados contundentes ante el público estadounidense, y el combate al narcotráfico es un tema sensible.
- Relación bilateral deteriorada: El gobierno venezolano sigue sin reconocimiento pleno de los EE.UU. y Maduro sigue bajo sanciones.
- Cambio de táctica: Hasta ahora la estrategia había sido marítima y diplomática; ahora se expande hacia lo clandestino y terrestre, lo que cambia las reglas del juego.
Legitimidad y riesgos legales
Aquí es donde el escenario se vuelve más complejo y polémico. Operaciones encubiertas de la CIA y posibles ataques dentro de otro país soberano abren varias preguntas: ¿Están estas acciones respaldadas por el Congreso? ¿Se respetan los tratados internacionales? ¿Pueden considerarse actos de guerra?
Varios legisladores estadounidenses ya expresaron su preocupación de que tales operaciones puedan violar el principio de due process (debido proceso) y la prohibición de asesinatos extrajudiciales. La legislación de EE.UU. tiene límites para la fuerza letal en el extranjero, y la falta de transparencia puede generar críticas.
Del lado venezolano, Maduro calificó la operación como “agresión imperial”, movilizando tropas y milicias. Caracas advierte que sus fronteras están bajo amenaza.
Impacto inmediato en la región
La señal que manda EE.UU. con este anuncio es bastante clara: está dispuesto a militarizar de cierto modo su estrategia contra Venezuela. Eso tiene implicaciones directas:
- Tensión diplomática se incrementa: Venezuela podría responder con ejercicios militares, cierre parcial de rutas diplomáticas o nuevas alianzas con actores como Rusia o China.
- Incertidumbre en el terreno regional, sobre todo en el Caribe y la frontera con Guyana, donde ya hay presencia naval y vigilancia reforzada.
- Riesgo de escalada militar: Si se confirma la transferencia de operaciones a terreno, podríamos ver combates o enfrentamientos de baja intensidad que antes no eran públicos.
¿Qué puede ocurrir ahora?
Algunas líneas de desarrollo para seguir:
- Operaciones concretas terrestres: Trump dio advertencia de que podría haber “ataques en tierra”. Si eso ocurre, el mundo estará ante un momento definitorio para la soberanía de Venezuela.
- Reacción de Maduro y su entorno: Ya se activaron ejercicios militares, movilización de milicias y mensajes de alerta.
- Intervención internacional: Organismos como la ONU podrían emitir pronunciamiento si se confirma uso excesivo de la fuerza o vulneración de derechos.
- Cambio en alianzas: Venezuela podría buscar apoyo mayor de Rusia, Irán o China para contrarrestar la presión estadounidense.
En resumen
La autorización de operaciones encubiertas por parte de Trump en Venezuela marca un cambio de fase en la estrategia estadounidense: de sanciones y vigilancia a la acción directa. Este movimiento implica riesgos legales, conflictos diplomáticos y una escalada que puede afectar no solo a ambos países, sino a toda la región.
A partir de hoy, el foco ya no está solo en discursos; está en el terreno. Y todo lo que ocurra será observado de cerca.








