
La movilidad eléctrica dejó de ser una promesa distante: en Latinoamérica las ventas se multiplican, las marcas chinas dominan la oferta y la infraestructura comienza a seguirles el paso. ¿Qué ventajas reales tienen, cuánto cuestan y qué mitos siguen frenando la decisión? Aquí te lo explico con números, ejemplos y sin tecnicismos aburridos.
¿Por qué sube la demanda de autos eléctricos en la región?
Varios factores empujan el crecimiento: caída del precio de las baterías, mayor oferta (incluyendo modelos económicos importados de China), políticas e incentivos en algunos países y campañas de concienciación ambiental. En 2024 los EV alcanzaron aproximadamente un 4% del mercado de autos nuevos en la región, y la tendencia continuó al alza en 2025.
Ventajas concretas (sí, las de verdad)
- Ahorro en mantenimiento y operación: menos piezas móviles = menos visitas al mecánico y menores costos a largo plazo. Estudios y organismos internacionales resaltan que el menor mantenimiento es un ahorro significativo.
- Menos contaminación local y mejor salud pública: en países con mayor generación limpia (hidroeléctricas, renovables) el beneficio climático se amplifica.
- Incentivos y ventajas fiscales: exenciones de impuestos, tarifas preferenciales de importación o estacionamiento gratis en ciertos lugares. La política varía por país, pero existen medidas concretas para impulsar la adopción.
Precios y accesibilidad: ¿es caro tener un EV en Latinoamérica?
Hay dos lecturas:
- Precio de compra: en 2024–2025 la prima de precio de los BEV (vehículos 100% eléctricos) cayó en muchos mercados gracias a la entrada de modelos chinos, que redujeron la brecha en países como México (la prima promedio bajó significativamente en 2024).
- Costo total de propiedad (TCO): cuando sumas energía + mantenimiento + incentivos, muchos EVs comienzan a ser competitivos frente a autos a gasolina en horizontes de unos pocos años. Además, el costo por carga doméstica puede ser moderado comparado con el gasto en combustible.
Ejemplo práctico (orientativo): en México y Brasil se han visto subidas de venta importantes en 2024–2025; modelos importados y nacionales empiezan a ofrecer alternativas por debajo de los umbrales que antes parecían inaccesibles.
Infraestructura de carga: todavía en construcción… pero avanzando
La red pública de cargadores crece: empresas locales y fabricantes están invirtiendo en estaciones rápidas y plataformas digitales de carga. La expansión es desigual (grandes ciudades primero), pero la inversión privada y proyectos industriales (fábricas y proveedores de carga) están acelerando el despliegue.
Mitos comunes — y la verdad corta (y clara)
- “No hay donde cargar.” Falso: la infraestructura crece y la mayoría de usuarios carga en casa o en el trabajo; las redes públicas completan trayectos largos.
- “La batería se degrada rápido.” Falso en general: muchas baterías mantienen buena capacidad por años; fabricantes ofrecen garantías y la degradación no suele ser tan dramática como se pinta.
- “No ayudan al clima porque se contamina al fabricarlas.” Parcialmente cierto pero engañoso: el balance de emisiones suele ser más favorable para EVs en su vida útil, especialmente donde la electricidad es menos fósil.
¿Qué esperar en los próximos 3–5 años?
Más modelos asequibles, plantas de ensamblaje y más inversión en carga. Los países con políticas claras y electricidad limpia verán mayor beneficio ambiental y económico. La competencia entre marcas (incluidas muchas chinas) seguirá presionando precios a la baja.
El auge de los autos eléctricos en Latinoamérica ya no es un rumor: es una transformación en marcha con beneficios reales, precios más competitivos y mitos que se caen a medida que la tecnología madura. Si vas a comprar, prioriza: autonomía real, garantía de batería, y opciones de carga cerca de tu ruta.